EL SURREALISMO II.-
1924, A. Bretón publica el "Manifeste du surréalisme", que exponía su filosofía del arte como expresión del subconsciente, "Debemos romper las ataduras a la razón", declaraba. Había que desechar toda pretensión formal; el artista debía convertirse en "mero mecanismo de grabación de sus sueños". Quienes estuviesen dispuestos a crear, "libres del control de la razón", hallarían una nueva "realidad absoluta o SUPERREALIDAD".
Bretón se inspira en Sigmund Freud, el primero en destacar el papel decisivo que desempeña la memoria y el subconsciente en el comportamiento humano. Freud entendía que la mente consciente, condicionada por las convenciones sociales, ofrece una imagen limitada y engañosa de la personalidad, y que en el nivel más profundo de los sueños los hombres expresan sus deseos y preocupaciones, mediante un lenguaje oculto de símbolos y asociaciones.
Bretón llega a igualar en importancia el estado del sueño al de la vigilia. El sueño no sería un estado de inconciencia, conforme se cree, sino otra forma de conciencia. La realidad no se resume al estado consciente de la vigilia, sino que es necesario buscar "la resolución de estos dos estados, en apariencia tan contrastantes que son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de surrealidad".
El automatismo psíquico, el sueño, el humor, lo maravilloso, el juego, encuestas, investigaciones, objetos surrealistas, el azar objetivo, la locura y el amor son caminos que exploraron para producir imágenes. Examinemos brevemente dos de estos procedimientos en su quehacer artístico: el AUTOMATISMO y la FIJACIÓN DE LAS IMÁGENES COMO SUEÑOS.
a) El automatismo: como principio de actuación vendría a ser una acción libre o dictado mental tras eliminar el control racional y toda reflexión estética o moral. Se trata de provocar un estado alterado de conciencia, de manera tal que la mente crítica del sujeto se deja en suspenso, y sólo entonces se manifiestan los impulsos, que fluyen libremente, y a partir de ese momento el grafismo se convierte en sugerencia de figuras u objetos.
Está claro que, con este proceso de gestación de la obra de arte, el mito del autor y del talento artístico se viene abajo, puesto que la obra no es el resultado de una reflexión y cálculo previo, ni de una habilidad especial Antes bien, parece que cualquiera, dejando correr de forma incontrolada un lápiz sobre un papel puede obtener un resultado artístico.
Este principio del automatismo surrealista será el fundamento del EXPRESIONISMO ABSTRACTO o del INFORMALISMO posteriores.
b) La fijación de los imágenes de los sueños: no debe entenderse en sentido estricto que el artista utilice las imágenes de sus sueños; en ocasiones puede que si, o recuerdos de su infancia (la memoria), etc. Pero, en general, se puede decir que se trata de imágenes que SON COMO SUEÑOS, o como ese estado mental que tenemos justo antes de dormirnos, a mitad de camino entre la realidad consciente que abandonamos y el sueño en donde nos adentramos, una zona en la que lo consciente-real y lo subconsciente-soñado se funden.
Entre los juegos surrealistas se convirtió en antológico el que fue bautizado como Cadáver Exquisito, que consiste en un collage de palabras formando una frase que escapa al control voluntario de los participantes.
Enigmáticas y sugerentes, estas imágenes, que parecen sueños alucinatorios, no tienen un significado claro, o pueden tener tantos como sujetos las contemplen. Son como visiones o imaginaciones de gran impacto visual y evocador, pero escasamente comprensibles. Las imágenes oníricas de los surrealistas hay que entenderlas como visiones maravillosas de gran riqueza metafórica o poética, pero no se pueden analizar como mensajes del subconsciente. MAGRITTE; ERNST, MIRÓ, DALÍ…
La experiencia surrealista.-
El Dadá había sido un grito de anarquía y desesperación. Con él se rechaza violentamente la sociedad, una determinada sociedad, y con ella su cultura. Ha sido, sin duda, la manifestación artística más radical, la que ha sentido más ansias de destrucción. El surrealismo, aunque en algunos aspectos lo haya continuado, es otra cosa. El dadaísmo no parecía tener más fe que la de no creer en NADA. Buscaba así despojar de tanta falsa creencia no sólo el arte, sino la vida.
El surrealismo, tal como fue expresado por André Breton, vino a ser una Iglesia, con su Papa, con sus dogmas explicitados en sus manifiestos, con sus excomuniones, con sus cismas... Pero, a su manera, los surrealistas también negaban la sociedad en que vivían, su estrecho entendimiento de la razón, sus numerosas reglas. Por ello tratan de ir más allá de la realidad visible, al subconsciente recién “descubierto” por Freud. “Todo hace creer - son palabras de Breton en 1928 - que existe un cierto punto del espíritu en que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos contradictoriamente.” Alcanzar este punto es el objetivo del surrealismo.
Bretón se inspira en Sigmund Freud, el primero en destacar el papel decisivo que desempeña la memoria y el subconsciente en el comportamiento humano. Freud entendía que la mente consciente, condicionada por las convenciones sociales, ofrece una imagen limitada y engañosa de la personalidad, y que en el nivel más profundo de los sueños los hombres expresan sus deseos y preocupaciones, mediante un lenguaje oculto de símbolos y asociaciones.
Bretón llega a igualar en importancia el estado del sueño al de la vigilia. El sueño no sería un estado de inconciencia, conforme se cree, sino otra forma de conciencia. La realidad no se resume al estado consciente de la vigilia, sino que es necesario buscar "la resolución de estos dos estados, en apariencia tan contrastantes que son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de surrealidad".
El automatismo psíquico, el sueño, el humor, lo maravilloso, el juego, encuestas, investigaciones, objetos surrealistas, el azar objetivo, la locura y el amor son caminos que exploraron para producir imágenes. Examinemos brevemente dos de estos procedimientos en su quehacer artístico: el AUTOMATISMO y la FIJACIÓN DE LAS IMÁGENES COMO SUEÑOS.
a) El automatismo: como principio de actuación vendría a ser una acción libre o dictado mental tras eliminar el control racional y toda reflexión estética o moral. Se trata de provocar un estado alterado de conciencia, de manera tal que la mente crítica del sujeto se deja en suspenso, y sólo entonces se manifiestan los impulsos, que fluyen libremente, y a partir de ese momento el grafismo se convierte en sugerencia de figuras u objetos.
Está claro que, con este proceso de gestación de la obra de arte, el mito del autor y del talento artístico se viene abajo, puesto que la obra no es el resultado de una reflexión y cálculo previo, ni de una habilidad especial Antes bien, parece que cualquiera, dejando correr de forma incontrolada un lápiz sobre un papel puede obtener un resultado artístico.
Este principio del automatismo surrealista será el fundamento del EXPRESIONISMO ABSTRACTO o del INFORMALISMO posteriores.
b) La fijación de los imágenes de los sueños: no debe entenderse en sentido estricto que el artista utilice las imágenes de sus sueños; en ocasiones puede que si, o recuerdos de su infancia (la memoria), etc. Pero, en general, se puede decir que se trata de imágenes que SON COMO SUEÑOS, o como ese estado mental que tenemos justo antes de dormirnos, a mitad de camino entre la realidad consciente que abandonamos y el sueño en donde nos adentramos, una zona en la que lo consciente-real y lo subconsciente-soñado se funden.
Entre los juegos surrealistas se convirtió en antológico el que fue bautizado como Cadáver Exquisito, que consiste en un collage de palabras formando una frase que escapa al control voluntario de los participantes.
Enigmáticas y sugerentes, estas imágenes, que parecen sueños alucinatorios, no tienen un significado claro, o pueden tener tantos como sujetos las contemplen. Son como visiones o imaginaciones de gran impacto visual y evocador, pero escasamente comprensibles. Las imágenes oníricas de los surrealistas hay que entenderlas como visiones maravillosas de gran riqueza metafórica o poética, pero no se pueden analizar como mensajes del subconsciente. MAGRITTE; ERNST, MIRÓ, DALÍ…
La experiencia surrealista.-
El Dadá había sido un grito de anarquía y desesperación. Con él se rechaza violentamente la sociedad, una determinada sociedad, y con ella su cultura. Ha sido, sin duda, la manifestación artística más radical, la que ha sentido más ansias de destrucción. El surrealismo, aunque en algunos aspectos lo haya continuado, es otra cosa. El dadaísmo no parecía tener más fe que la de no creer en NADA. Buscaba así despojar de tanta falsa creencia no sólo el arte, sino la vida.
El surrealismo, tal como fue expresado por André Breton, vino a ser una Iglesia, con su Papa, con sus dogmas explicitados en sus manifiestos, con sus excomuniones, con sus cismas... Pero, a su manera, los surrealistas también negaban la sociedad en que vivían, su estrecho entendimiento de la razón, sus numerosas reglas. Por ello tratan de ir más allá de la realidad visible, al subconsciente recién “descubierto” por Freud. “Todo hace creer - son palabras de Breton en 1928 - que existe un cierto punto del espíritu en que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos contradictoriamente.” Alcanzar este punto es el objetivo del surrealismo.