RECAPITULACIÓN FINAL.-
A mediados del siglo XVIII, apareció una división entre lo clásico y lo romántico. Los clasicistas creían que el arte debía buscar la noble simplicidad y la sosegada grandeza. Los románticos, por el contrario, creían que el arte debe sustentar emociones. El romántico quiere poner de relieve lo local y lo individual frente al universalismo, y lo emotivo frente a lo racional. El romántico defiende la experiencia y romper con el arte mimético y las copias. Dio fuerza, emoción, libertad e imaginación a la clásica corrección de las formas del arte, fue una rebelión contra las convenciones sociales. Aunque los historiadores suelen separar los estilos, lo cierto es que el Romanticismo y el Clasicismo se combinan. Su final podría fijarse con el comienzo del Realismo, aunque resurgirá con el Simbolismo.