jueves, 30 de octubre de 2008

2.-LA PINTURA ROMÁNTICA BRITÁNICA

LA PINTURA ROMÁNTICA BRITÁNICA

El paisaje

LO «SUBLIME» Y LO «PINTORESCO», ALTERNATIVAS A LO «BELLO»

Paisaje de imaginación o mero registro de sensaciones naturales, ninguna de estas dos versiones de la interpretación del paisaje, que encarnaron Turner y Constable, cabía dentro de la concepción tradicional. Las obras de estos dos pintores son ejemplos de lo Sublime o lo Pintoresco, dos conceptos estéticos acuñados en el siglo XVIII como alternativos a la convencional idea de lo bello. Lo SUBLIME era el sentimiento, y su recreación artística de la naturaleza como inconmensurable, grandiosa y terrible a la vez, capaz de dejar anonadado al espectador; con lo PINTORESCO, se buscaba captar a la naturaleza en su manifestación espontánea, valorándose en ella lo que tenía de irregular, caprichosa, imprevisible, pero no desde una perspectiva terrorífica,sino agradable, encantadora.

H. M. W. TURNER (1775-1851) y John CONSTABLE (1776-1837) modernizan el paisaje y, en consecuencia, son los precedentes decisivos para el desarrollo posterior del paisaje realista e impresionista europeo, fundamental, a su vez, para el nacimiento de las vanguardias del siglo XX.
Estos primeros paisajistas británicos trataron de conciliar el paisaje del barroco clasicista ( Poussin y Claudio de Lorena) con el realismo de los holandeses.

Turner era más internacional, teatral y audaz, mientras Constable, fuertemente apegado a su tierra natal, era más observador y conciso. Las audacias técnicas e imaginativas de Turner, muy acordes con el espíritu avasallador del romanticismo, sirvieron para franquear las puertas del arte moderno a cualquier licencia experimental, mientras que la aguda observación de Constable proporcionó lecciones muy precisas para captar y representar los efectos más sutiles que se esconden en la visión natural directa, como, por ejemplo, el repiqueteo de la luz, que se expande a través de pequeñas partículas.

• Los pintores de lo sublime: Fuseli, Blake y Flaxman
Los conceptos estéticos revolucionarios de Sublime y Pintoresco, ya citados, fueron determinantes para acabar de una vez con el ideal clásico de Belleza, hasta entonces considerada como el objeto específico de cualquier obra artística. Ambos conceptos, en la medida que legitimaban lo inconmensurable y lo racionalmente desordenado, ayudaron a cambiar el destino del arte occidental, que hasta entonces había estado regido por la medida y el orden.
La discusión sobre estos asuntos ocupó casi todo el siglo XVIII e influyó en los pensadores y artistas de toda Europa; fue en el Reino Unido donde estos temas alcanzaron mayor difusión crítica y, por tanto, ejercieron mayor influencia.

Henry Fuseli

Una prueba elocuente de esta inquietud irradiada desde Gran Bretaña es que el artista y escritor suizo Johann Heinrich Füssli (1741-1825), educado en los círculos intelectuales más inquietos del incipiente movimiento romántico alemán, se decidiese a instalarse en Londres en 1765, donde se afincó definitivamente, transformando entonces su nombre germánico de una forma más asequible a la lengua inglesa: Henry Fuseli.

Entré 1770 y 1778 estuvo en Italia, donde se decantó por los modelos históricos más acordes con dicho espíritu: el de Miguel Ángel y el de los manieristas más sofisticados del XVI. Comenzó, primero, a dibujar temas sublimes, por lo general, de orientación fantástica y terrorífica, y, después, a pintarlos. La obra de Shakespeare le permite al pintor representar un mundo nocturno con misterio, contrastes de luz y gestos teatrales. Lady Macbeth sonámbula (1781-4).

PINTAR LOS RINCONES OSCUROS DE LA MENTE HUMANA.-El ejemplo más característico de la pintura de Fuseli es el célebre cuadro titulado La pesadilla, pintado en 1771, aunque expuesto en 1782, que produjo un enorme impacto en la sociedad londinense. La representación de una joven y delicada doncella, atormentada mientras duerme por el peso de una bestezuela infernal que oprime su pecho, suponía algo más que una simple escena de terror, al ser una manifestación de los oscuros deseos no satisfechos que se esconden detrás de la atracción humana por lo horrible. Fuseli adelantó las imágenes que, casi un siglo y medio después, explicaría el psicoanálisis de Freud y que entusiasmarían a la vanguardia surrealista.

William Blake

William Blake (1757-1827) también combinó su labor creativa como artista plástico con el ensayo filosófico y, sobre todo, con la poesía, que cultivó con consumado acierto. Pero mientras Fuseli era un hombre mundano y racionalista, Blake fue un visionario y un místico, que creó un complejo universo simbólico personal, mediante el cual expresaba, según él, las claves espirituales del cosmos ocultas en la capa sensible.

Por otra parte, Blake fue un autodidacta en todos los terrenos, lo que, en comparación con el sofisticado Fuseli, da a su obra un aire más fanáticamente sincero.

Desde el punto de vista artístico, Blake cultivó sólo temas sublimes, a través de visiones fantásticas con intención alegórica. Su técnica se basa en un dibujo de contornos marcados y precisos, en los que se revela su formación primera como grabador, dominando en ellos, como suele ocurrir en este tipo de artistas visionarios, lo curvilíneo. Anticonvencional y rebelde por naturaleza, se empeñó en renunciar a los procedimientos pictóricos más usados, prefiriendo la pintura al temple o los grabados coloreados. Apasionado admirador del último Miguel Ángel, se inspiró en su energía sobrehumana, lo que hace impresionantes sus imágenes fantásticas. Sus ilustraciones a sus propios libros de poemas o a los otros grandes poetas del pasado, como Dante, reflejan lo mejor de su producción artística.

John Flaxman

Menos exaltado que los dos anteriores, pero más inmediatamente influyente en el arte de la época, John Flaxman (1755-1826) es el tercer gran representante de esta estética de lo sublime en el arte británico de la segunda mitad del siglo XVIII.

Excelente dibujante y grabador, Flaxman también cultivó con acierto la escultura.
Para hacernos una idea de la importancia de estos tres artistas, digamos que Fuseli influyó en el pintor francés David, mientras que los otros dos, Blake y Flaxman, lo hicieron en Goya.